La investigación y evidencia científica, muestra que al sumergirnos en el mundo natural con atención plena, nuestro sistema nervioso se calma, los sentidos despiertan, las mentes descansan y nuestros cuerpos sanan.
Entre los muchos beneficios de esta práctica están la disminución de la presión arterial, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la mejora de la capacidad cognitiva y de focalización, una mayor creatividad, más confianza y bienestar.
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